miércoles, 15 de mayo de 2013

Repensemos nuestro llamado a la misión

A 90 día del CoMiNa4

Este primer trabajo preparatorio del CoMiNa 4 tiene como objetivo hacer memoria de nuestro propio camino misionero en nuestras diócesis, a la luz de lo reflexionado y decidido en las instancias regionales o nacionales anteriores.

Hacer memoria ha sido siempre un ejercicio necesario en la relación del hombre con Dios. Todo recuerdo implica acontecimientos pasados en los que se ha estado en relación y tiene por efecto, al hacer presentes estos acontecimientos, renovar esa relación.

Por ejemplo, en la Biblia encontramos que el hacer memoria, significa recordar y así actualizar los acontecimientos del pasado que han dado origen a la alianza de Dios con los hombres. Evocar estos hechos primordiales refuerza la alianza e induce a vivir el presente con la intensidad que emana de ella. Sólo el fiel recuerdo del pasado puede garantizar la buena orientación del futuro.

Mirando el Antiguo Testamento nos dirigimos al acontecimiento primero que es la creación, signo ofrecido siempre al hombre para que se acuerde de Dios. Las alianzas sucesivas de Dios con el hombre (Noé, Abraham, Moisés, David) procedieron de la memoria de Dios: entonces se acordó y prometió acordarse para salvar “Entonces Dios se acordó de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo soplar un viento sobre la tierra, y las aguas empezaron a bajar”. (Gen. 8, 1)

Dios escuchó sus gemidos y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. (Ex. 2, 24)

Y el acontecimiento salvador que va a orientar para siempre la memoria del pueblo de Dios es la pascua
Pero yo soy el Señor, tu Dios, desde el país de Egipto: no conoces a otro Dios más que a mí, y fuera de mí no hay salvador. Yo te conocí en el desierto, en la tierra de la aridez.

Al llegar a sus campos de pastoreo, ellos se saciaron; y una vez saciados, se enorgulleció su corazón: por eso se olvidaron de mí. (Os 13, 4-8)

La conservación de los recuerdos está garantizada por la transmisión de la palabra, oral o escrita especialmente en los libros de la ley:
El Señor dijo a Moisés: “Escribe esto en un documento como memorial y grábalo en los oídos de Josué: ‘Yo borraré debajo del cielo el recuerdo de Amalec’” (Ex. 17,24)

Después el Señor dijo a Moisés: “Consigna por escrito estas palabras, porque ellas son las cláusulas de la alianza que yo hago contigo y con Israel” (Ex. 34, 27)

Pero el hombre se muestra deficiente en su memoria.
A pesar de las amonestaciones del Deuteronomio (Dt4,9; 8,11 ; 9,7): «Guárdate de olvidar a Yahveh tu Dios..., acuérdate...», el pueblo olvida a su Dios y ahí está su pecado:

Así se olvidaron del Señor, su Dios, que los había librado de todos los enemigos de alrededor. (Jue 8,34).
Luego, la predicación profética es una larga llamada destinada a poner el corazón del hombre en el estado de receptividad en que Dios puede realizar su pascua: Yo estableceré mi alianza contigo, y tú sabrás que yo soy el Señor, para que te acuerdes y te avergüences, y para que en tu confusión no te atrevas a abrir la boca, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho –oráculo del Señor.(Ez. 16, 62-63)

Así el arrepentimiento es, al mismo tiempo que recuerdo de las faltas, llamamiento a la memoria de Dios, y en el perdón Dios, cuya memoria es la del amor, se acuerda de la alianza y se olvida el pecado.

En el Nuevo Testamento, Jesús es el “Dios con nosotros” y así la memoria coincide con el presente y tiene lugar el cumplimiento o realización de las promesas de salvación hechas por Dios. El recuerdo de las promesas y de la alianza pasa al acto en el acontecimiento de Cristo que recapitula el tiempo. En él se resuelve el drama del olvido mediante el retorno del hombre y el perdón de Dios. La memoria del hombre, acomodada a la de Dios que está totalmente orientada hacia delante, no tiene ya que mirar al pasado, sino a la persona de Cristo:

Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.

Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación.

Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliaron con Dios. (2 Cor. 5, 16-20)

Pero el tiempo no se ha consumado todavía, y la memoria —la de Dios por el Espíritu, la del hombre por la vida en el Espíritu — tiene todavía su función en esta nueva alianza que es la vida eterna actuando en el centro del tiempo. El Espíritu «recuerda» el misterio de Cristo, no como un libro, sino en la actualidad personal de la palabra viva: la tradición (Jn 14,26; 16.13). 

El Espíritu realiza el misterio de Cristo en su cuerpo, no como un mero memorial, sino en la actualidad sacramental de este cuerpo a la vez resucitado y presente al mundo (1Cor 11,24ss): la liturgia.

Esta actualización de la pascua está orientada a la acción, a la vida: la memoria cristiana consiste en “guardar los caminos de Dios”, en guardar el testamento del Señor, es decir, en permanecer en el amor.

Así, cuanto más penetra el Espíritu en la vida de un cristiano, tanto más vigilante lo hace, tanto más atento a los “signos de los tiempos”, testigo que deja transparentarse la activa presencia del Señor y revela la aproximación de su advenimiento.

PARA PENSAR INDIVIDUALMENTE Y COMPARTIR EN EL EQUIPO

Hagamos memoria de nuestra respuesta a Dios en su llamado a servirlo desde la animación misionera diocesana.
Equipo en plena tarea.
¿Cuánto hace que trabajamos en la animación misionera en la diócesis? ¿Cómo me llamó Dios a realizar esta tarea?

¿Quiénes trabajaron integraron antes que nosotros el equipo diocesano? ¿Qué acontecimientos o eventos han marcado la pastoral misionera diocesano?
 ¿Quiénes han participado de los CoMiNas anteriores?

A la luz de las conclusiones de los CoMiNas anteriores, ¿qué camino se fue realizando y cómo se trabajaron esas conclusiones y propósitos?


Tus respuestas las puedes compartir en este blog.
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